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lunes, 28 de septiembre de 2009

Trabajos Realizados en Inglés, por 5º Letras II.

En la materia de Inglés, asesorados por la Prof. Cristina Young, se realizaron en 5º Letra II, Láminas en Inglés, que aún se pueden ver en el Aula de dicho curso.
5º Letras II, no es un curso numeroso. Está integrado por los alumnos: Francisco Cirimele, Karen Vargas y Mariam Rotela. Ellos fueron los que crearon la presente lámina.
Pero como ya en la foto, se ve muy chiquita la letra, optamos por sacar las fotos en detalle. Aquí, el detalle 1 o primera parte:

Aquí, la 2ª parte de la lámina:

Mariam Rotela, Karen Vargas y Francisco Cirimele, 5º Letras II.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Yo, Ramona Solís Pérez García de Hoz

Había una vez una chica que nunca cumplía años o mejor dicho, nunca quería cumplirlos para evitar crecer.
Vivía en una casa embrujada, de diez de la noche hasta las cinco de la mañana. Dormía de día. La luz del sol le molestaba a tal punto que su piel se descarcaraba haciéndole pequeñas grietas, color naranja fluorescentes.
En conversaciones con sus amigos, los espíritus, que jugaban a las escondidas, siempre en la plaza de a la vuelta de su casa.
Un día, y sin saber por qué, los amigos Espíritus no fueron más a la plaza de a la vuelta de su casa. Los fantasmas no vinieron más de diez a cinco y ella se quedó toda una tarde despierta a las luces del sol. Y su piel no se descascaró haciéndole grietas de color naranja fluorescente.
Desde ese día, su vida, cambió.

Alejandra Díaz, 3º 2ª.

Tiempo Largo

En un vecindario, había una cas muy particular, que los dueños podían atravesar la pared y pasar a otro lugar, muy particular.
Ese mundo se llama "Tiempo Largo", porque los días duraban 48 horas. Con sus 24 hs. de día y sus 24 hs. de noche.
Las personas que más entraban al "Tiempo Largo" eran los chicos, ya que podían jugar más tiempo, y los adolescentes podían estar tiempo mirando tele y estar en la computadora.
Los padres estaban felices que sus chicos entraran en ese mundo, ya que podían estar tranquilos de que no les iba a pasar nada y odían estar más días dedicados a su trabajo, sin tener que lidiar con ellos.
Pero un día, los chicos, como todos los días, cruzaron el muro de su casa y entraron al "Tiempo Largo" y decidieron recorrer el mundo. Los padres les advirtieron que no crucen las colinas. No obstante, ellos, como querían saber qué había allí, decidieron desobedecer a sus padres. Cuandollegaron al lugar, se encontraron con fantasmas, y cuando vieron esos pedazos de tela que se movía, se asustaron y decidieron no volver más.
Luego de un tiempo, entraron nuevamente al pasaje y vuelven al lugar de origen. No sin antes, entablar una conversación con los fantasmas, que al cabo de varias conversaciones, se hicieron muy buenos amigos.
Al tiempo, la familia se murió y como tenía muchas deudas, el estado decidió demoler la casa y al hacer eso, "Tiempo Largo" desapareció.

Jesica Carabajal, 3º 2ª.

martes, 22 de septiembre de 2009

Por una noche...

Marcelo tenía 20 años, vivía en San Isidro con su familia, formada por su hermano menor, Rodrigo. Sus dos padres, Claudia y Julio.
Marcelo, todas las mañanas salía de su casa para ir a trabajar, contento por tener a su compañera Romina, de quien estaba enamorado, hacía ya mucho tiempo. Ella aún no lo sabía, hasta que un día Marcelo decide invitarla a salir. Ella no dudó en aceptar, ya que también sentía cosas por él, en secreto.
Era un viernes, cuando luego del trabajo, fueron a cenar. La pasaron muy bien y al salir, Marcelo la invitó a su casa. Ella aceptó inmediatamente. Al llegar a la casa de Marcelo, le invitó una copa de champagne. Se embriagaron y estuvieron juntos.
Al otro día, al encontrarse en el trabajo, no se acordaban de nada. Se saludaron sin decir ni una palabra, con cierta distancia. Ella se ofendió. No volvieron a hablarse, excepto temas laborales.
Un mes después, Marcelo comenzó a sentir unos malestares físicos. Sin dudarlo, decide ir al médico. Le hicieron los análisis correspondientes, diciéndole el médico, que esto análisis habían tardado unos días. Él, preocupado, vuelve al trabajo y le cuenta lo sucedido a Romina; ella no le dice ni una palabra y comienza a preocuparse...
Días después, Marcelo va en busca de sus estudios, atemorizado por los resultados. Se los entrega a el médico y éste le informa que ha sido contagiado de H.I.V. Él no reacciona, se siente confundido, perdido, no entiende como se pudo contagiar.
Recuerda la noche que estreno con Romina. Rápidamente, decide ir a hablar con ella. Ella, al escucharlo se larga a llorar y le confiesa que ella es portadora del virus H.I.V. Ahí es cuando a Marcelo le cierra todo, y se dan cuenta dle gravísimo error que habían cometido, el no cuidarse, por una noche.
Romina Stocchetti, 3º 2ª.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Dos Mundos Distintos

En un lugar lejano de la ciudad, habitaban una familia no muy grande, acostumbrada a la vida del campo, en ella había una chica llamada Zara, que tenía apenas 9 años. Era la más consolada por ser chica. Un día decidió ir en busca de flores al monte. Mientras caminaba por todo un descampado, descubrió que estaba oscureciendo y no pudo encontrar el camino a casa. De repente, escucha ruidos. Se escondió. Cuando menos lo pensó, tenía una nave con una luz muy fuerte que en cuestión de minutos, bajaron cosas negras como humanos y se llevaron. En el momento que se subió a la nave, se desmayó. Despertó en un cuarto todo blanco, con máquina ypersona blanca.
Mientras tanto, en su casa, toda la familia buscaba desesperadamente y encontraron, pero no a la niña, sino a un niño. No era Zara. Igual, lo ayudaron y siguieron buscando. Zara, tratando de hablar, no podía aunque hiciera todo su esfuerzo. Pero cuando pudo, la persona de blanco no le entendía muy bien.
Después de una semana de tratar de entender, lograron comprender que Zara, era de la selva y estaba en un hospital. Y que la nave que la levantó era un helicoptero que buscaba a Bruno.
Un chico que se perdió en las Cataratas del Iguazú. No perdieron tiempo y salieron en busca del niño.
Cuando llegaron al lugar, Zara los guió y llegaron a una casa en medio de la selva, en donde estaba toda la familia, pero el niño no estaba. Ella les preguntó por el niño y le dijeron que él estaba encerrado en un cuarto porque hablaba raro. La familia feliz, por tener a Zara y los médicos contentos por encontrar al niño, partieron al hospital a darle atención médica.


Nicolás Chocobar, 3º 2ª.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Una noche extraña

Esta es la historia de cuatro amigas que siempre se reunían en las casas para escuchar música, hablar de cualquier cosa. Pasaban la mayor parte del tiempo juntas.
Mailén, Agustina, Lissa y Ángela iban al colegio juntas. Salían a todos lados, pero siemre unidas.
Un día estaban las 4 en la terraza de Mailén. Pasaron toda la mañana y tarde tomando sol, almorzando, merendando hasta que se hizo la noche y no tenían más comidas. Dos de las chicas salieron al supermercado, las otras dos se quedaron en la terraza cuando de repente vieron una luz muy veloz bajar de la escalera. Asustadas, fueron corriendo hacia la puerta a esperar a las otras chicas. Sin aliento les contaron lo que habían visto, pero lo único que recibieron fueron risas y burlas de las otras chicas.
Cuando iban subiendo las escaleras, vieron que en el medio de la terraza había una especie de hueco luminoso, como si fuera un pozo sin fondo pero blanco brillante. Asombradas, las chicas, sin querer, se tropezaron y calleron hacia el pozo.
Gritando y todas agarradas cían sin parar.
Llegaron a una especie de habitación de dos por dos. Era una casa en la que contenían a las chicas. Era todo transparente, de cristal.
Las chicas, llorando, no entendían nada. Trataban de romper el cristal pero no podían hasta que se empezó a derretir. Inmediatamente, se encontraron con la oscuridad. Ellas cuatro brillaban, era su luz. Alrededor de ellas, había oscuridad, nada más. Enloquecidas, las chicas empezaron a saltar con todas sus fuerzas y calleron hacia otra luz. Ellas nunca se soltaban de las manos y derrepente del cielo, bajaron a la terraza. Se encontraron de la nada, sentadas.
Muy asustadas, decidieron ir a la comisaría y las tomaron como locas. Volvieron a la cama pero nunca más pasó nada y no volvieron a hablar de eso.

Mariángeles Martínez, 3º 2ª.

martes, 1 de septiembre de 2009

El amanecer de Sónico, el pequeño muchacho

Sónico era un muchacho de clase muy sencilla y no muy amigable que digamos. Todos nos juntábamos a las 16.45 hs. para comenzar con el curso de teatro. Venía todos los jueves. Nunca faltaba, excepto el mes pasado, cuando ocurrió el accidente del café, en el zoco de Yulmari, ¡claro!. Se habrá asustado con el tremendo escándalo que armó ella. Pensé en pasarlo a buscar porque es muy buen actor y nos sale muy bien el papel de "brujilda".
Junto con Paolo, nos encontramos en la esquina de mi casa para emprender el viaje y para buscarlo a Sónico.
Llegando a la casa, antes de cruzar la calle que dá justo atrás de la casa de él, lo vimos salir con una bolsa negra. Parecía que estaba llorando por la cara roja y los ojos lacrimosos.
Con Paolo, nos escondimos detrás del árbol. Nos daba intriga la bolsa. De repente, escuchamos unos gritos que parecían de la madre, diciendo: ¡Sónico! ¡De prisa, falta poco!
Cuando escuchamos eso nos asustamos y decidimos permanecer escondidos... y espiando. A veces, nos acercamos hacia la ventana trasera, y vimos unas personas, al rededor de un círculo con una estrella en medio. Sónico estaba con una barita muy extraña, de madera, haciendo circulos por el aire y todo se movía y se salía de lugar. De repente, una persona, como un espíritu o algo así, apareció y dijo: ¡Qué bueno que llamaron! Allí dentro están todos locos! Sónico dijo unas palabras en otro idioma que no entendíamos.
En ese momento, nos quedamos paralizados y nos fuimos corriendo... Antes de retirarnos de la puerta trasera del patio, vimos salir a Sónico y nos gritó: ¿qué hacen acá? Nosotros no sabíamos cómo decirle o quizás preguntarle lo que vimos.
Él nos explicó y nos dijo que él y su familia eran magos y que no eran malos, sólo se comunicaban y eran amigos de un mago llamado Locrist, y que se divertían mucho con él. También nos preguntó si nos interesaba conocerlo. Paolo y yo, sorprendidos y encantados por la oportunidad de conocerlo, jamás nos hubieramos imaginado que nuestro mejor actor de Brujilda iba a hacer magia de verdad.
Pasaron muchos días, nos hicimos muy amigos y ese mago nos llevó de viaje por diferentes lugares encantados, mágicos e inexplicables, con personas buenas y malas. Otros no teían piernas, sólo volaban y con sus dedos, hacían lo que querían. Todo tipo de magia. Y creaban millones de cosas.
Era hermoso. Todo lo que imaginábamos, todo lo veíamos...
Y así mantuvimos en secreto la verdad de Sónico.
Nos veíamos a las 16.45 hs. todos los jueves, "para los demás chicos", para la clase de Teatro.

Andrea Aranda, 3º 2ª.

El espejo siniestro

Estaba mirando la tele en mi habitación. Como no había nada interesante para ver, me levanté, desayuné, y llamé a mi amiga María para que venga a casa, así, almorzábamos juntas.Estaba mirándome en el espejo, queiban a cambiar porque estaba viejo, y de repente, siento que cae algo en mi cabeza. Me fijé y no tenía nada. Seguí peinándome, me cambié; y fui al supermercado a comprar unas cosas que hacían falta. Pasé a buscar a María para que me ayude a cocinar. Aproveché que no estaban mis padres y organizamos una fiesta.
Faltaban dos horas para la fiesta. Fui a bañarme. Me estaba por maquillar, cuando siento lo mismo de la mañana. Que me caía algo en la cabeza... y me dí cuenta que era el espejo.
Sentí algo muy raro, como que me desvanecía... Cuando me desperté, estaba en mi cocina, pero con otra familia. Para ellos, parecía todo normal. Me hablaban pero yo no les contestaba. No entendía nada de lo que me estaba pasando. Me trataban como si fuese la hija y mirandolos detenidamente, se parecían mucho a mis padres. Solamente, con mucha más edad. No sabía qué hacer. Esperé que se duerman. Lo primero que hice fue mirar las fotos. En la mayoría estaba yo con mis padres y en otras estaban mis supuestos padres pero con otra persona.
Me acosté en mi cama. Estaba todo muy cambiado. Me quedé dormida. Lo primero que hice apenas me levanté, fue comprar el diario. Miré la fecha y habían pasado 20 años. Corrí para mi casa, apenas llegué, le pregunté a mi supuesto padre cuántos años tengo. Me miró con cara de asombro y me respondió, 38 hija. No podía creerlo. Fui rápidamente al baño para mirarme en el espejo y no estaba. Le pregunté a mi mamá a dónde lo dejaron y me dijo que se lo regalaron al vecino hacía mucho tiempo. Me miré en el reflejo de la ventana, estaba mucho más grande y más gorda. Fui a lo de mis vecinos y le pregunté si me dejaban pasar al baño. Me dijeron que sí, y ahí estaba el espejo. Les dije que por favor, me lo presten para hacer un dibujo. Dudaron un poco pero al fin me lo prestaron. Lo llevé a mi casa, lo puse en el mismo lugar que hacía 20 años atrás. Y empecé a mirarme, cerré los ojos por un rato y escuchaba una voz que me llamaba. Cuando los abro era mi Amiga María, queme estaba preguntando si me faltaba mucho para salir, porque ya estaban llegando los invitados. Me miré al espejo y estaba nuevamente con mis 18 años. Sentí una alegría inmensa. Llamé a mis padres y les dije que no regalaron el espejo.

Liz Bellagamba, 3º 2ª.

Cuento Fantástico

Esa noche había sido como todas las otras noches, donde su mente al dormir, la había llevado a aquella plaza donde el otoño hacía volar hojas por doquier. El viento, las sombras que sólo pertenecían a los árboles. En su sueño, sólo estaba él... Sentado en un banco leyendo el diario.
Al observarlo, se levantaba, se le acercaba y la abrazaba fuerte. Luego se alejaban tomados de la mano, por el angosto camino que no llevaba a ningún lugar.
Sueño que se había repetido durante los 5 días ya pasados. Ya nerviosa, tomó su abrigo y comenzó a caminar sin rumbo fijo. Las calles estaban vacías y el viento se hacía notar mientras las hojas iban y venían sin parar. Entró a aquella plaza que vio frente a ella. Asustada, se paralizó.
Él comenzó a acercarse lentamente, sin dejar de sonreir, llegó frente a ella. SIn dejar de sonreir tiernamente, la miró y la besó. Ella rió nerviosa. Después de un largo silencio y tomados de la mano, caminaron sin rumbo.

Graciela Posdeley, 3º 2ª.

Algo difícil de explicar

Era una tarde gris. El viento soplaba muy fuerte. El ruido de la lluvia caer, era lo único que se escuchaba allí, en Sicilia, (por si no lo había mencionado antes). Los niños, la gente, no salían de sus casas. Era tan fuerte el viento, tan ruidosos los relampagos que temían el comienzo de un huracán.
Marcelo, el dueño de una parrilla a la cual asistían casi todos los días los del vecindario, se le ocurre salir afuera. Al salir, nota que sólo es una tormenta, la cual piensa que se va a acabar rápidamente. Por eso, siguen caminando en busca de algo abierto. Marcelo empieza a caminar una, dos, tres cuadras, cuatro, cinco y Marcelo se empezaba a preocupar. Notaba que no había un alma en todo el vecindario, excepto la de él.
Claro, pensaba él; es tan fuerte la tormenta que nadie quiere salir de su casa. Por eso, se le ocurre ir a tocarle el timbre a sus amigos, familia. Intenta una vez y nada, intenta otra vez y nada. Comienza a desesperarse, busca rápidamente en sus bolsillos las llaves de la casa de sus padres. Por suerte, las encuentra y va para allí.
Al llegar, nota que todas las ventanas estaban abiertos, rápidamente abre la puerta y estaba toda la casa vacía, sin nada. Por supuesto, su familia no se encontraba allí. Desesperado, anonadado, tira abajo otra puerta de una casa de al lado. Lo mismo. Ningún alma viva, o mejor dicho, ningún alma presente allí. No entendía nada. Marcelo se encontraba solo, asustado, sin saber qué hacer. Decide llamar por teléfono a su novia. No logra comunicarse, por eso decide ir.
Cuando estaba por llegar, siente un ruido extraño, fuerte, muy fuerte. Se da vuelta y se encuentra con su novia. Él suspira, la abraza y le cuenta lo sucedido. Pero ella no hablaba, no movía ni una parte del cuerpo. Marcelo lo quería hacer reaccionar, la movía de acá para allá dándole aire, pero al moverla, se deshizo delante de él.
Marcelo corre, sin saber qué hacer. Se encuentra con un nenito. Le habla y nada. Le toca la espalda y se deshace delante de él. Pronto Marcelo empieza a tener miedo, mucho miedo. Decide esconderse debajo de un puente, al fin y al cabo, él nada podía hacer allí. Al sentarse, escuchó nuevamente ese ruido raro y tan fuerte. Se levantó y ante sus ojos ve cómo la calle se levantaba. Las veredas se rompían y de allí abajo salía una cosa enorme, una máquina difícil de explicar, o mejor dicho, "algo" difícil de explicar, porque no sé si a eso se le podía llamar máquina.
Marcelo corre, la máquina lo persigue. Él decide parar y esconderse bajo un auto. Desde allí, logra ver que la máquina tenía una red enorme donde se encontraba toda la gente del vecindario, incluso sus amigos, familia, novia.
La máquina atrapaba a la gente, le sacaba todos los órganos y dejaba una "especie de persona" de un material raro, en la calle.
Marcelo decide salir de abajo del coche. Sale, corre, pero la máquina logra atraparlo.
Nunca más se supo nada de él. Ni de la gente del vecindario. Eso sí, dicen que por las noche, los ruidos se siguen escuchando...

Natalia Romina Stocchetti, 3º 2ª.