Luego de unos años el científico loco, falleció y las criaturas se adueñaron de su laboratorio. Ciclonídeo, el más terrible de los cuatro, se hizo cargo de todo. Él era una bestia de casi dos metros y medio de altura, con unos brazos larguísimos, uñas muy filosas y una gran espalda. También tenía unos grandes cuernos que le serbían para defenderse de las otras tres bestias.
Posteriormente, las otras tres mascotas se retobaron y fueron a atacar a Ciclonídeo por la causa de que no se bancaban sus ordenes. Entonces, decidieron matarlo. Lo atacaron y lo metieron en una cámara de gas, que tenía el científico. Y lamentablemente murió.
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