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jueves, 17 de junio de 2010

Otras Voces, Otras Miradas... Narraciones de 1º 3ª sobre una foto de Dos Indígenas:

Si bien fue muy duro al principio, el Sacrificio de Escribir Estas Producciones tuvo sus Satisfacciones, y en eso, 1º 3ª, T. N. estuvo siempre dispuesto. Y estos son los frutos... Nuestras Primeras Producciones:
Había una vez, una familia indígena…

Había una vez, una familia indígena en la cual estaba compuesta por dos miembros; la mamá y la niña de tan sólo dos años. “Entre otras tantas familias que había en aquel lugar”. Sus carpas que funcionaban como carpas, estaban hechos de ramas y troncos.
El clima de allí era muy frío, no tenían con qué abrigarse, por lo cual era un desamparo lleno de soledad y tristeza. Pero sus presencias era lo que más valía.
Su alimentación era de la caza y de la pesca, en que sus elementos eran flechas, hechas de madera. Cuando era de noche, cada familia se acomodaba alrededor, prendían fogatas y permanecían allí sentados. Pero ellos no permanecían mucho tiempo en sus carpas, se trasladaban a otros lugares y así lo hacían sucesivamente, pero no destruían sus hogares, porque sabían que otros podían reutilizarlas. En eso, ellos eran solidarios y conscientes de lo que podían llegar a pasar.

María Baladrón, 1º 3ª, T. N.


En la imagen se pueden ver a una señora con su hijo afuera de una choza, que servía para que estos indígenas se refugiaran. Estaban echas de paja, restos de árboles de todo lo que se encontraba.

Había una vez, una “MUJER”:

Había una vez, una “Mujer”, no era cualquier mujer. Esta era indígena, diferente a las de ahora. Sin ropa para ponerse, y tratando de armar una choza para que pueda vivir con su hijo y los demás indígenas la pudo hacer con la ayuda de los demás. Y así vivía con su hijo. No permanecían mucho tiempo en el mismo lugar, así que cuando se iban, dejaban las chozas para que otros puedan vivir en ella.

Wendy Bedoya, 1º 3ª, T. N.

Vivían en chozas hechas de ramas y troncos: Medían 4 metros de diámetro. Vivían en la selva porque los rodeaba la naturaleza, árboles y plantas que los protegían del frío. En esos inviernos pasaban mucho frío, sin calor alguno. Se sentían desamparados y la criatura tenía esperanza alguna de tener un hogar mejor.

Richard Montes de Oca, 1º 3ª, T. N.


Yo veo a dos indígenas en 1 choza en el medio de una selva, esas chozas que hacían era para cubrirse del frío, de las lluvias, etc.
Esa mujer tiene hijo, por lo tanto tiene que alimentarlos, limpiarlos de alguna manera. Las chozas están hechas de pajas, ramas, cueros y troncos.

Había una vez una indígena llamada Amparo con su hijito indígena llamado Reik. Ambos viven en un bosque inhallados por nadie. Viven de lo que hay en el bosque.
La mujer armó su choza sola sin ayuda de nadie, junto ramas, pajas y troncos y armó su choza. Su marido Rodillo trabaja cosechando frutas y cazando animales para sobrevivir con la comida, y el cuero para el abrigo cuando hacía frío. Esta familia, bien no vive, hablando en serio.

Alan Maximiliano Vega; 1º 3ª, T. N.

Los Yámanas

Una mujer aborigen en su choza con su hijo menor y sus dos nenes mayores. Buscando cómo comer, qué cazar o qué plantar o cultivar.
Lo que veo que hace falta ahí es un hombre para darle de comer a sus hijos. Darle enseñanzas para que el día de mañana, si mueren, ellos puedan hacer lo mismo.
Hola, me llamo Kenay. Soy aborigen y soy de la tribu de los Yámanas…
Soy el mayor de todos, tengo dos hermanos y a mi mamá, a mi papá no lo tengo porque cazando para darnos de comer, lo aplastó un mamut.
Mi mamá lo que hace es plantar semillas y a los meses cultiva y comemos.
Yo con mi hermano cazamos juntos para darle de comer a mi hermano menor y a mi mamá.
Vivimos en una choza muy cómoda porque es grande y solamente somos 4.
Bueno eso es todo lo que tengo para contar…

Juan Cruz Vega, 1º 3ª, T. N.

Los rodea una realidad decadente, ya que no tienen comodidades como las que pueden tener las personas de la ciudad, como por ejemplo, una cama, un baño, ropa y distintos tipos de medicamentos como para tener una mejor calidad de vida. Se ve una casa hecha con paja, una señora, un pequeño chico y abundantes árboles. Por ejemplo, es una naturaleza muy distinta al campo, ya que sus arboledas son más secas y parece no ser una tierra fértil.

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En una pequeña aldea de África vivía una señora con su pequeño hijo. Sufrían de muchas carencias, ya que no tenían ropa ni buena higienización, ni buena alimentación. Por eso, las personas no vivían demasiado tiempo, ya que padecían de muchas carencias, pero esta madre, como pudo se las trataba de ingeniarselas para darle un mejor vivir a su pequeño hijo. A lo largo del tiempo, su hijo se fue poniendo grande y a partir de los 10 años salía a cazar, ya que su madre era grande y no tenía muchas fuerzas como para hacerlo. La pobre madre, al tiempo murió y su hijo fue construyendo un mejor lugar para su vivir. Este pobre, ya hombre sufría de mucha soledad al no tener a su madre, empezó a hacerse su propio abrigo y así tubo cómo soportar las noches de frío.

Alejandro Gaona, 1º 3ª, T. N.

Ellos fueron indígenas muy sufridos, muy sacrificados. Porque todo es más dificil. Para comer hay que cazar y comer la carne para vestirse con el mismo cuero del animal.
Ellos vivían en chozas que eran construidas por ellos mismos, con troncos, ramas, pasto y demás. Cuando salía el sol, ellos permanecían todo el día al aire. Las chozas sólo se utilizaban para descanzar, para dormir...
Como estufa, el fuego. Obvio que no tenían la comodidad que hoy tenemos. Hay que pasarla. Antiguamente, no había colegio, "Educación", ni médicos para curar enfermedades. Ellos se curaban con yuyos curativos.

Natalia Arena, 1º 3ª, T. N.


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Viven en chozas hechas con ramas y troncos. Es un ambiente en donde veo árboles, ramas y algunas hojas.
Veo una mujer y un niño.
La mujer no está vestida, sólo tiene como una capa; el niño también.
Encima de su choza hay como una piel de animal, dentro de la choza hay dos niños más.
Se cuenta que era una familia muy humilde.
Ellos estaban en busca de un refugio donde poder vivir, comer y pasar las épocas de frío y calor.
La madre arma su choza con sus hijitos.
Las chozas las hacían con pedacitos de ramas, troncos, hojas secas, maderas encontradas por el suelo...
Encontraban troncos secos para hacer una fogata en donde ellos juntaban calor y donde podían cocinar sus alimentos.
Poco a poco, íban haciendo su ropa con la piel de los animales.
En una choza, entraba una familia.
Las fogatas las hacían frente a sus chozas. Y cuando ellos se trasladaban a otro lugar, no destruían las chozas, para que otra familia, fuera para ese lugar y la pudiera utilizar como refugio.

Tamara Cáceres, 1º 3ª, T. N.

Había una choza en la que vivían los indígenas y tenían un hijo. Estaban en el medio de un bosque. No tenían ropas y viven descalzos.
Su choza estaba hecha de ramas y de troncos y alrededor tenían fuego, porque allí, era muy frío. Así vivían, los indígenas era una familia felíz, pero a la vez, tenían tristeza, y soledad en la vida de ellos.
Se vestían con la piel de animales para su abrigo. Usaban flechas. Salían de caza y de pesca para buscar sus alimentos. Así vivían sus historias.

Mabel Durán, 1º 3ª, T. N.

Hay una choza con muchos árboles, atrás, pasto seco y hay una mujer y un nene.
La realidad es triste. Hay muchos árboles y una triste choza y dos pobre personas sentadas.
Es la historia de una mujer con su hijo que están en el medio del campo, rodeada de árboles. Desamparada, don frío, sin abrigo y hogar. La única familia que tiene es su hijo y la soledad con la que vive. Con hambre y frío tiene la esperanza que aparezca alguien que le saque sus carencias que está viviendo y tiene la fe que aparesca un hombre para hacerle compañía; pero sólo le queda esperar y esperar que ese sueño se haga realidad.

Ezequiel Matías Godoy, 1º 3ª, T. N.


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